¿Qué es meditar?
La Meditación se refiere a un proceso por el cual se llega a un estado acrítico de auto-observación pasiva. Es un estado de conciencia en el que se observa el pensamiento, pero sin pensar; el sentimiento, sin involucrarse en él; y cualquier contenido cognoscitivo, sensorial, emocional, fisiológico o conductual, de manera pasiva, sólo permitiéndola, sin responder.

Es un entrenamiento mental, actualmente el término se usa para referirse a cientos de técnicas. Cuando meditamos desarrollamos la atención plena, la compasión y el optimismo; y aprendemos a gestionar dificultades como el estrés, la ansiedad y los pensamientos obsesivos. Si nos entrenamos frecuentemente podemos convertirlo en un hábito. No se trata de algo inmediato, por lo que también es un ejercicio de paciencia que requiere de constancia y de un proceso de aprendizaje.
La meditación no es algo que hacemos, es un estado y una manera de ser. Hay cientos de herramientas y prácticas que nos ayudan a alcanzar ese estado. Usualmente, nos referimos al uso de estas herramientas y ejercicios como “meditación”.
¿Cuáles son sus beneficios?
Cuando se practica con regularidad, aporta una serie de beneficios generales en el plano personal, social y neurológico. Las personas que meditan experimentan menos estrés, mejor autoestima, mayor creatividad, más estabilidad emocional y más atención al presente. El cerebro de los practicantes de meditación desarrolla más las áreas relacionadas con la atención, la empatía, la memoria y la regulación emocional.
A través de la meditación obtenemos un sinfín de ventajas que nos llevan a obtener un mayor bienestar, incrementar nuestra calidad de vida y, en definitiva, a disfrutar de una vida mucho más feliz. Además del alivio del estrés, la ansiedad y otros trastornos como la depresión, la meditación ofrece incontables beneficios para nuestra salud física, mental y emocional.
¿Cómo empiezo?
La clave del éxito en la meditación es la constancia: dedicale aunque sea 15 minutos a diario a meditar. Dos cosas indispensables: un lugar tranquilo y un momento del día donde nos resulte fácil incorporar el hábito. Antes de disponerse a meditar, es importante estar relajadas, así que lo primero que vas a hacer es dedicar unos minutos a relajarte. No podemos meditar con el cuerpo tenso, porque en vez de permanecer enfocados nos distraeremos con esa incomodidad.
Cada vez que la mente se distraiga (algo normal e inevitable), la devolvemos con amabilidad al objeto de enfoque. Así mejoramos simultáneamente la atención y el modo en que nos tratamos durante las dificultades. Nuestro objetivo no es pasarlo mal, sino entrenar la mente; es muy recomendable permanecer inmóviles mientras meditamos
Un error muy común es comenzar a practicar la meditación con un objetivo, buscando llegar a un lugar. Esto hace que estemos constantemente esperando algo y que se bloquee el desarrollo del proceso. Así que la mejor forma de abordar esta práctica es desde el desconocimiento y sin centrarnos en un objetivo. Sumergirnos en la experiencia en sí misma. Te vas a sorprender.
Y si sentis que la meditación no es lo tuyo, bailá, leé, escuchá música o mirá algo que te haga feliz. Eso también es una manera de meditar. Conectá con la naturaleza, pisá el pasto descalza. Son acciones que te concentran en la experiencia.
Meditar no tiene que estresarte aún más. A veces no es tan fácil soltar, y tenemos que empezar el trabajo por aprender a relajarnos. Hay muchas meditaciones guiadas que te pueden iniciar en este proceso. Pero es tu proceso, lo vas a hacer a tu manera, y eso está bien.
Espero que este posteo te sirva. Me encantaría que me cuentes tu experiencia. Compartiselo a esa persona que sabés que lo puede necesitar. Un abrazo
Vicky
