¿Haces actividad física? Que tema, ¿no? Yo he tenido una relación difícil con el ejercicio. De chica probé todos los deportes habidos y por haber, grupales e individuales. Hasta que a los 12 años me declaré oficialmente OJOTA y, por insistencia de mi mamá, empecé a bailar danza vasca. Si bien no tengo un pelo de vasca, amé la actividad y la vida de la colectividad, en la que participé hasta los 18 años, cuando me vine a estudiar a Rosario.
Y ahí comenzó un período de oscuridad (ja re dramática) en el que NO HICE ABSOLUTAMENTE NADA, casi por 10 años. Odio la “situación gimnasio”, me pone super incómoda, detesto hacer aparatos (que cosa más aburridaaaa), así que supuse que tendría que probar de nuevo con el baile. Intenté bailar salsa. Me encantó, pero a los meses de empezar, cuando ya le estaba agarrando la mano y estaba enamorada de las ruedas de casino, me quebré el empeine: una fractura por estrés. Por lo que me dijo el traumatólogo es una lesión que suelen tener los deportistas de alto rendimiento: yo no podía parar de reirme cuando me diagnosticaron eso, dolor aparte, pues ojota. Pero bueno: C’est la vie.
Después de eso volví a no hacer nada. Arrastraba con la frustración de que no me gustaba ni el gimnasio ni los deportes tradicionales, digamos. Así que tenía en mente que no me gustaba la actividad física y listo. Mientras tanto seguía alimentándome como el c…, fumando como un escuerzo y con un trabajo estresante que me implicaba muchísimas horas sentada.
Ya conocen el click que hice en mi vida (sino te invito a que leas sobre nosotros -poner link-). En este contexto una amiga me invitó a entrenar con ella en el parque, su hermana era la profe, y me dije “por qué no?”. Así que arranqué y fueron casi 3 años de hacer funcional en el parque cerquita de mi casa. Incluso durante la pandemia logré continuar el entrenamiento desde mi casa (algo que jamás hubiera pensado que iba a hacer). Después empecé yoga. Y me di cuenta que aunque yo pensaba que no, me re gustaba hacer actividad física! Sólo necesitaba encontrar lo que a mi me gustaba. Y para mi es algo casi religioso: hoy hago algún tipo de actividad física todos los días: pilates, yoga, esferodinamia, caminar, hasta me animo a salir a correr de vez en cuando. No me imagino sin hacer ejercicio. Lo necesito para la cabeza, para el cuerpo, para el ánimo. Antes me obligaba a ir. Hoy no lo negocio por nada (bueno, por casi nada).
Se me ocurrió contarles esto porque capaz que resuenan con mi experiencia. No es que no te guste hacer actividad física, es que todavía no encontraste el ejercicio o el espacio para hacerlo. Tenete la paciencia para descubrirte y descubrir cosas nuevas. Para conocer gente nueva. Respetándote en tus gustos y sentimientos. Sacate la presión de que “tenes que hacer ejercicio” y elegí lo que te gusta, disfrutalo. Es una cosa hermosa reencontrarte con tu cuerpo desde la posibilidad, de sentirte más fuerte, más rápida, más ágil. Que no te duela la cintura porque tus músculos tienen la fuerza suficiente para sostener el cuerpo. O sentirte más segura porque dejaste de caminar encorvada. No agitarte cuando subis una escalera. No sé, para mi fue (y es) una experiencia hermosa. Espero que estas palabras te sirvan a vos también para darte la oportunidad de intentarlo.
Un abrazo enorme (ahora con fuerza),
Vicky