Esta semana rendí mi penúltima materia. Para quienes no me conocen tanto, les cuento que estudio Relaciones Internacionales, y que como más de la mitad de mis compañeros, tengo una relación complicada con la carrera.
Cuando empecé a laburar en 2011 estaba cursando 4to año. Me apuré a terminar de cursar porque con el laburo se me complicaba, y total no me faltaba taaanto e iba a ir rindiendo. Error. Cuando perdí el día a día de la facu, me costó un horror. Nunca la dejé, fui rindiendo una materia por año pero se imaginarán que se me hizo eterna. Para el trabajo no necesitaba el título y se me estiró muchísimo. Lo que más me pesaba era la culpa por no haberla terminado y todo el esfuerzo puesto (mío y de mis viejos, que me habían mandado a Rosario a estudiar) en un proyecto que sentía estar desperdiciando. Culpa y ansiedad. Tema prohibido. Pero bueno, terapia más y menos, cambios en general en mi vida que ya les conté un poco (y sino pueden chusmear en “Nosotros” en esta web) y vino la pandemia.
En la pandemia metí una de las 3 materias que me quedaban, LA materia, la más larga y más difícil de las que me quedaban. Cursé, rendí parciales y promocioné. Pero lo que me hizo click fue el trabajo de promoción. Para promocionar esta materia no sólo tenía que rendir con más de 8 todos los parciales, sino que también tenía que hacer un trabajo monográfico que analizara un sector económico en otro país y realizar un análisis de mercado. Por cuestiones que no vienen al caso, mi grupo no pudo hacer el trabajo y quedé yo sola, solita y mi alma, teniendo que encarar una investigación que me parecía inabarcable, sobre un tema que no tenía idea, que ni siquiera yo había elegido, en fin: Crisis, ansiedad, etc., etc.
Y un día, cuando ya los tiempos se me empezaban a acortar, me dije, bueno, por algo tengo que arrancar. Hoy voy a hacer esto, empiezo así. Y otro día hice esto otro. Y así, fui dividiendo una tarea que me parecía enooorme en pequeñas partecitas más manejables hasta que tuve un todo. Que hice yo sola. Y que me salió bien. Fuaaaaa! Y ahi hice el click: YO PUEDO.
Después de hacer ese trabajo que me parecía imposible me di cuenta de dos cosas. Una, que si ya encaro algo desde el “no puedo”, probablemente no vaya a poder, porque me estaría preocupando en vez de ocupando. Otra, que cuanto más gigante e inmanejable me parece una tarea, más tengo que empezar a desmenuzarla en pequeñas partes realizables que me permitan avanzar.
Para el examen de ayer me mentalicé de esa manera. Dividí mi proceso de estudio en pequeñas partes y fui poniendome metas cortas. Me di tiempo y me respete la cabeza. Yo sufro muchísimo de ansiedad, y la paso re mal cuando tengo que rendir. Pero esta vez sólo sentí ansiedad dos días antes de rendir, y logré calmarme. Logré pensar en positivo, ponerme un corte en el espiral de ansiedad, concentrándome en lo que yo podía solucionar. Medité antes de dormir, recité mantras para bajar la locura. Me concentré en poder cumplir con lo que me había propuesto sin pasarla mal. Sin enfermarme, chicas. Nervios en el examen los tuve todos, pero eso no me impidió poder defenderlo y sacarme mi primer 10. No se imaginan qué felicidad y qué satisfacción tan enorme fue poder rendir esta materia y no pasarla mal. Por fin, la 30 y pico es la vencida.
Juanma un genio que me banca en todas. Sentí muchísimo el apoyo y la buena onda de mi familia, mis amigos, mis compañeros de trabajo. Hasta Lola y Teo se portaron de diez y ni molestaron cuando yo estudiaba. Por eso quería primero agradecer a todos los que me fumaron en pipa estos últimos días y después compartirles la experiencia. Para mi fue importante encontrar alguna manera de atravesar este proceso de una forma más saludable, y quizás también te ayude a vos a pensar y a encontrar tu forma de enfrentarte a esa tarea pendiente.
Gracias por leerme, espero que te lleves algo. Un beso y abrazo enorme
Vicky
